Rebobinar


La tecnología nos robó el verbo. Nos robó la espera mágica también. La ceremonia. La ansiedad dulce. Nos robó ese pequeño esfuerzo que costaba volver. Una y otra vez.

A cambio nos dio tiempo. Pero nos dio también más y más basura que consumir. Una suerte de paz circular, endogámica. Un atajo que nos hace dar vueltas en el bosque y encontrar una y otra vez el mismo árbol.

Sólo queda la lucha estéril contra lo inmediato. Buscar ese momento de pausa. Intentar simularlo. Pero, de todo aquello, no queda ni siquiera el verbo.

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